
El sentido común es la noción de saber actuar de manera acertada ante una situación de la vida cotidiana.
Ante un evento o una decisión importante, en necesario considerar todos los factores influyentes y los resultados posibles. Saber captar estos factores y calcular resultados se llama intuición. Se puede decir que la intuición alimenta al sentido común.
Pero hay algo más: muchas decisiones correctas o riesgos bien tomados proceden del nivel de sensibilidad de la persona. También, grandes fracasos proceden de las emociones.
La sensibilidad lleva a su portador a hablar un lenguaje que no todos tienen, a leer el alma de las cosas. El trasfondo, el contexto, el verdadero significado. No solo a escuchar palabras, sino entender lo que se quiere decir. A hacer llorar con un libro, a hacer reír con una canción, a transmitir sentimientos con una pintura, o diseñar fragancias que recuerden un color.
En mi opinión, ambos talentos: Sentido común y Sensibilidad, son esenciales para el diseño, por ende para la arquitectura.
Siempre está la necesidad inicial que lleva a una persona a buscar un arquitecto que le entienda. Pero este puede intuir necesidades que el cliente también tiene y no sabe.
Se requiere de mucha sensibilidad para diseñar un espacio que despierte placenteramente los sentidos de quien lo habita.
Después de todo, los sentidos son nuestra conexión con la realidad material, y esta influye en nuestro humor. Sensibilidad para concebir una idea, sentido común para ejecutarla.
Para mí, esto es el diseño.
Rafa Watson.
